viernes, 20 de noviembre de 2015

Historia de la Literatura Española ( L I )


Como decíamos en la anterior entrega, en ésta veremos algo sobre la Literatura Española en el Siglo de Oro, comenzando por la Lírica.


En el siglo X V I I la literatura española llega a su máximo apogeo y esplendor. Durante este período, y comienzos del siglo X V I I I, los dramaturgos españoles se distinguen por ser los mejores.

La Lírica de aquel entonces se inspiraba en obras clásicas de la antigüedad, produciendo obras tales como “Epístola moral a Fabio”, y las "Ruinas de Itálica”.

Si se repasa un poco este tiempo, vemos que Francia asombraba un tanto durante el siglo de Luis X I V, con la aparición de grande sobras como “El discurso del Método”, de Descartes, “EL Cid”, de Corneille,  etc. También surgen grandes poetas como Ronsard, y literatos como Ramboullet.

Sin embargo, en Italia comienza el período de decadencia, aunque hubo un gran literato: Torcuato Tasso. Sus obras “Aminta” y “Jerusalén libertada”, fueron imitadas por los españoles.

En Inglaterra destacaría un nombre ilustrísimo: William Shackespeare, notable dramaturgo. También destacaba John Milton, con su gran epopeya “El Paraíso perdido”.

En Portugal destacaría Luis de Camoens, con su obra “Os Lusiadas”.

Por otra parte, a comienzos del siglo X V I I, en las producciones literarias había cierta tendencia a usar locuciones de difícil y oscura interpretación, tales como perífrasis ininteligibles, frases que sólo buscaban un carácter efectista, además de otros defectos, produciendo un mal gusto literario.

Todo esto era conocido con diversos nombres. Así, en Inglaterra, se le denominaba “eufoísmo”; en Francia “preciosismo”; en Italia “marinismo”, y en España “culteranismo” o “gongorismo” y “conceptismo”, destacándose en este aspecto Góngora y sus sucesores, en el “culteranismo”, y Quevedo en el “conceptismo”.

El culteranismo y el conceptismo, se refieren a las palabras y a las ideas, respectivamente. Los culteranos empleaban todo lo habido y por haber por parecer doctos en el conocimiento y uso de las lenguas clásicas. Para ello se valían de ciertos “trucos”, como eran el uso de palabras “cultas” de procedencia griega o latina, tales como “ebúrneo”, “venusto”, “caliginoso”, “flamígero”, “capitolino”, “plúmbeo””piélago”, “alígero”, etc. Asimismo también se valían del uso del hipérbaton, que a veces les llevaba transposiciones poco menos que ridículas. También aludían a la mitología  propia de la literatura clásica y de la época en la que el “pueblo soberano” creía en ella a pies juntillas.

En la próxima entrega veremos algo sobre los “conceptistas” y sobre Góngora.


Continuará.



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