Como ya sabrán, tres integrantes del grupo rockero ruso, “Pussy Riot”, han sido condenadas a dos años de cárcel por odio religioso, al entrar encapuchadas en la catedral ortodoxa de Cristo Redentor y cantar “Madre de Dios, echa a Putin”.
Textualmente ha sido declaradas culpables por “gamberrismo motivado por odio religioso” y, según la magistrada Marina Syrova, que emitió la sentencia, dijo que se habían cometido “acciones provocadoras y humillantes en un templo religioso, que afectaron a un amplio círculo de creyentes”. Además, incurrieron en “clara falta de respeto hacia los visitantes y a los sacerdotes del templo, humillando y ofendiendo profundamente los sentimientos y los referentes religiosos de los creyentes ortodoxos”. La jueza dijo también que “no se consideran culpables y que califican sus acciones como una expresión política de forma artística”.
Una de las integrantes de dicho grupo, ha declarado que si en vez de cantar “Madre de Dios, echa a Putin”, hubiesen dicho “Madre de Dios, protege a Putin”, no hubiese pasado absolutamente nada.
Ni qué decir tiene que asociaciones de derechos humanos, como por ejemplo Amnistía internacional”, han protestado por esto al considerarlo una persecución política. También artistas y cantantes como Paul McCartney, Madona y otros, también han protestado.
Lo que llama la atención es que Vladimir Putin, antiguo Teniente General del Comité de Seguridad del Estado, la KGB de la desaparecida URSS, que perseguía y odiaba a muerte a todo lo que oliese a religión, de repente se muestra tan comprensivo y respetuoso con las ideas religiosas ¿Será que se ha arrepentido?
Luis David Bernaldo de Quirós Arias
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