Estando el otro día en una cafetería, había gente
mirando para el “ente” porque se estaba retransmitiendo un partido de eso que
llaman fútbol, o “furbo” según otros. El partido era uno diferido entre el
Barcelona y el Atlético de Bilbao. Aunque no nos gusta esta morfina del pueblo,
miramos para el “ente” por ver qué sucedía, dada la “categoría” de los
contrincantes.
Preguntamos a un barman que qué partido era el que se
estaba viendo. Nos dijo que era la final de la copa del rey de no recordamos
qué año. Como se imaginarán, los silbidos a la bandera de España y a su Himno
fueron atronadores, silbidos que eran, obviamente, de los aficionados vascos y
catalanes.
Ya sabemos que el Fc Barcelona
y el Atlético de Bilbao son separatistas. No hay nada más que ver las
declaraciones de directivos, jugadores y aficionados.
Pero hay una cosa curiosísima.
A ver cómo lo explicamos. Nos dicen que los estadios de fútbol están sometidos
a la ley, pero da la sensación de que no en todos los casos. En este que
estamos comentando parece que no porque, salvo e. u o. por nuestra parte, los
citados equipos no han sido multados, aunque el Código Penal tiene tipificado
como delito el insulto y desprecio a los símbolos de la Patria.
Sin embargo, si en un campo de
“furbo” se le llama negro a un negro, la que se lía es monumental . . . Ya
saben, racismo, xenofobia y demás. Pero ¡ojo!, cuando ese racismo y xenofobia
parten de un separatista catalán o vasco, el asunto cambia totalmente y no pasa
nada.
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