martes, 10 de diciembre de 2013

Modificar la Constitución


Con su logomaquia habitual, su verborrea de fullero y su visión monocular de los asuntos, Mariano Rajoy parece que quiere modificar la Constitución siempre y cuando haya "suficiente consenso y una finalidad determinada". ¡Oh, Kalikatres sapientísimo, ¿entiendes esto?! (Permítasenos parafrasear a “La Codorniz” de nuestros años mozos).

Porque ¿qué consenso y finalidad hubo en su día cuando aquello de “liberales y conservadores fuera del partido”?

Por otra parte, seguro que habría un gran consenso entre todos los españoles para modificar la Constitución con el objeto de suprimir la monarquía, el senado y las autonomías, con la finalidad de ahorrar miles y miles de millones de euros al año. Con estas medidas saldríamos de la crisis en cuatro días. Pero, claro, como es sabido, ni socialistas, ni comunistas ni el híbrido y desnortado PP están por esta labor. Palabrería y más palabrería y calambur tras calambur. (“Yo lo coloco y ella lo quita, lo quita”. O también: “Yo loco, loco y ella loquita, loquita”).

Lo que sí tenía que hacer Rajoy y su “complexo” era modificar el Código Penal, ya que este país se está convirtiendo en uno de “caco y caca”, parafraseando a D. Gregorio Marañón.

Pero, claro, oiga,  modificar dicho Código es pedir “peras al horno”, que diría uno que iba para político, ya que los dos partidos mayoritarios, auténticos tentáculos del sistema, no solamente controlan la sociedad, sino los tres Poderes. Sino que se lo pregunten a D. Carlos Lesmes, un hombre de Gallardón que probablemente presidirá el Supremo con la anuencia y aquiescencia de Rub-Al-Kaaba.


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