martes, 31 de mayo de 2016

Historia de la Literatura Española ( L X )


Como decíamos en la anterior entrega, en ésta veremos algo sobre los autos sacramentales de Calderón.


Desde la aparición del teatro, se representaban determinadas composiciones de arte dramático, llamadas misterios y moralidades, que tenían por objeto el exponer algún misterio relativo a la religión cristiana, o transmitir algunos principios éticos y morales.

Cuando la Iglesia dispuso que la fiesta del Corpus fuera celebrada con solemnidad, se acordó que dicha fiesta se celebrase con representaciones dramáticas, que se llamaron autos. Después, los literatos dedicaron obras al Sacramento de la Eucaristía, lo que dio lugar a los autos sacramentales, que fueron escritos por la mayoría delos dramaturgos del Siglo de Oro.

El que más destacó en este asunto fue Pedro Calderón de la Barca, que dio a dichos autos un carácter filosófico. Los principales autos fueron “La nave del mercader”, “La cena de Baltasar”, “La serpiente de metal”, “El cubo de la Almudena”, “El divino Orfeo” y otros.

Los autos de este autor se distinguen de los demás por sus enseñanzas y por las expresiones lógicas que usaba, y también por la habilidad que mostraba al personificar seres abstractos. También destacan por su riqueza lírica y por la variedad de metros que usaba.

Veamos un pequeño párrafo:

"Pues hombre es no más, el que
de humanas  entrañas nace.
Más es que hombre; hombre y Dios es
quien nace de virgen madre,
quedando en el parto virgen,
virgen después, virgen antes”

En la próxima entrega veremos algunos dramaturgos contemporáneos de Calderón de la Barca.


Continuará.




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