Como ya sabrán, sobre el recientemente fallecido Adolfo Suárez se ha escrito últimamente mucho, abundando los tópicos típicos, verdades a medias, que son las mentiras más subliminales, falsedades, halagos, etc, etc.
Da la sensación de que la casta política en general, se ha aprovechado de su fallecimiento para intentar recuperar ante el “pueblo soberano”, un poco de credibilidad, pues dicho pueblo ya está hasta los dídimos de política y de políticos. Como muestra y prueba de esto que decimos habrán visto, tanto en funerales como en otros sitios, personarse todo tipo de sujetos que en vida no solamente le criticaron, sino que lo denigraron .
A pesar de que fue un protegido y encumbrado por el régimen de Franco, bien es verdad que lo trituró en un abrir y cerrar de ojos. Esto es la pura verdad. El verdadero artífice de la transición fue Torcuato Fernández-Miranda Hevia aunque, como recordarán, no estaba de acuerdo con el Título VIII de la Constitución de 1978 “De la organización Territorial del Estado”, ya que adivinaba y sospechaba la desintegración de España, como está sucediendo en estos momentos. Precisamente por este motivo, el gijonés fue olvidado y marginado por todos.
Conviene recordar unas frases del cebrerano
“Francisco Franco es uno de los grandes hitos de la Historia de España. Gracias a él y a su profunda obra constituyente, nuestro país cuenta hoy con un Estado moderno que no se cierra sobre sí mismo, sino que se proyecta sobre el mañana. Jamás nadie logró crear las condiciones básicas de partida que Franco, identificado con su pueblo, supo levantar. El paso de los siglos no borrará el eco de su nombre. Con él, logró España ser Una, Grande y Libre. No se puede menospreciar la gigantesca obra de ese español irrepetible al que siempre deberemos homenaje de gratitud, que se llamaba Francisco Franco. Su obra perdurará a través de las generaciones”. Este parrafito lo pronunció el mismo día 20 de noviembre de 1975.
Poco tiempo después afirmaba que “España estaba saliendo de la larga noche de la dictadura”.
Por otra parte, los grandes mandos del ejército no le tenían mucha simpatía, llegando a nombrar a un almirante retirado como ministro de Marina.
Y terminamos con sus palabras pronunciadas como cuando tomó posesión, con camisa azul, (vean imagen), de la Vicesecretaría General del Movimiento:
“Se trata de continuar la ingente labor del Caudillo (y pongo de manifiesto) mi lealtad a un Régimen nacido de la necesidad de recuperar la identidad nacional del país y su legitimidad como Estado que, encabezado por el general Franco, ha sabido dar respuesta en circunstancias cambiantes y desde luego no fáciles, al reto de mantener unido su destino como país, acelerar su progreso y posibilitar su vida democrática. Te pido, ministro secretario, que hagas llegar al Jefe Nacional de Movimiento mi gratitud por su generosa designación y especialmente el testimonio de lealtad de este español de filas que aprendió en la dureza de su tierra abulense a ser fiel a la palabra dada y estricto cumplidor de sus obligaciones”
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