Nos extraña que Su Sanchidad después de la visita al
Papa, no se haya dado cuenta de esto y de otras cosas. Vamos a ver algo sobre
el tema.
La corrupción que nos invade y la casta política que
nos desgobierna, están creando una situación de la que no se sabe cómo se va a
salir. Los enfrentamientos, disputas, insultos, etc, entre dicha casta
política, a la que le importa un bledo, dos cominos y tres dídimos lo que le
sucede al “pueblo soberano”, están creando una gran desconfianza porque, entre
otras cosas, se está dando cuenta dicho “pueblo soberano”, que no se cumple ni
se realiza nada de lo que se promete.
La situación crítica en la que estamos inmersos
proviene de la ausencia de moral y de dignidad de los gerifaltes “castosos” y
costosos. Una nación se derrumba cuando las personas que la componen no tienen
sentido del deber, ni de la responsabilidad o, como dijo en su día un
inmigrante, “no quiero trabajar porque no quiero ser esclavo de nadie”. Sin
comentarios.
Tal inmoralidad e indignidad, traen como consecuencia
un asunto terrible: que muchos, muchas y “muches” nada quieran saber del bien
común. Estas personas no se dan cuenta de esto porque viven sitiadas y
envueltas por murmullos, por maniobras y por operaciones políticas, lo que
lleva muchas veces a que no se sepa diferenciar la verdad de la mentira.
Todo esto, y otras cosas, son frutos de politicastros
sin principios. Totalmente ideologizados, son fanáticos, intolerantes,
intransigentes, sectarios, etc.
En fin, mientras las personas que tienen la sartén por
el mango no tengan una verdadera formación moral y dignidad, no se irá a
ninguna parte buena. La “ingeniería social” de estos tiempos, con sus normas y
reglas de carácter ideológico, para algo está, oiga.


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