Así se
intitula el libro de Jostein Gaarder (Oslo, 1.952), Ediciones Siruela, 638
páginas. El que nosotros tenemos corresponde a la 6ª edición, enero 1.995. El
autor, con una escritura amena, hace un recorrido por la historia de la
filosofía.
Una
adolescente de 15 años, Sofía, recibe una carta anónima en la que aparecen unas
preguntas tales como “¿Quién eres?”, “¿De dónde viene el mundo?”
Partiendo de estas preguntas aparentemente sencillas (que los jóvenes de hoy no
se hacen), Jostein hace un amplio recorrido por la historia de la filosofía,
como decíamos antes, desde los inicios hasta prácticamente nuestros días.
Lo que
pretende el autor es que los jóvenes
busquen el sentido de la vida y se hagan preguntas como: ¿qué es la
filosofía?, ¿puede surgir algo de la nada?, ¿hay algo eternamente verdadero?,
¿qué entendemos por naturaleza, historia, evolución, crecimiento, etc?, ¿puede
un ser dar la vida a sí mismo?, ¿es cierta la teoría de Darwin, que ignoraba la
existencia del ADN, misteriosa base de la vida?, ¿quién dispuso crear algo que
llevara inherentes sus propias posibilidades de evolución? . . .
Dentro del
apartado intitulado “Dos civilizaciones”,
se lee en la página 188:
“De hecho, en el Antiguo Testamente se
dice que los hombres no deben crear ninguna imagen de Dios. Esta prohibición
sigue vigente hoy tanto en el judaísmo como en el islam. En el islam existe
incluso una animosidad general contra las fotografías y las artes plásticas
porque los hombres no deben competir con Dios en lo que se refiere a la
creación de algo”.
Dentro del
mismo apartado, se lee en la página 192:
“…Jesús se distinguía de otros mesías en
el sentido de que dejó muy claro que no era ningún rebelde militar o político”. Seguro que con esto no estarán de
acuerdo los de la “Teología de la Liberación” marxistas.
En el apartado
“La Edad Media”, nos dice el autor en
la página 213 que “San Agustín pasó por
muchas religiones y corrientes filosóficas antes de convertirse al
cristianismo”
En fin, libro
muy recomendable para adolescentes y jóvenes de hoy, y para muchos
intelectualillos marxistas pedantes infumables.


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