lunes, 29 de septiembre de 2025

El mayor espectáculo del mundo, otra vez


 

No nos estamos refiriendo a la película del mismo título, protagonizada por el genial James Stewart, y por otras personas, no, nos estamos refiriendo al mayor espectáculo del mundo que supone el que la sujeta Begoña Gómez sea juzgada por un jurado popular ¡El desiderátum!, ya que la sentencia obedecerá a un grupo de personas bañadas por asuntos ideológicos, emotivos, sensibleros, etc, amén de estar pendientes de lo que digan los “mass-media” más ad hoc al sistema.

Como ya saben, nueve ciudadanos, ciudadanas o “ciudadanes”, sin nada de nada del saber legal y jurídico, van a acordar la culpabilidad o la absolución de esta sujeta. Estamos ante el mayor espectáculo del mundo, oiga.

Como recordarán, el jurado popular fue restaurado en 1995 cuando gobernaba Felipe González Márquez, que tanto critica ahora a Su Sanchidad. Dicho jurado está compuesto por nueve personas titulares y dos suplentes. Estos personajes salen de un sorteo que tiene lugar en la Oficina del Censo electoral, eligiéndose posteriormente las personas que van a componerlo.

Cualquier persona española, que simplemente sepa escribir y leer, puede figurar como componente de esta “institución”, descartándose fiscales, jueces, policías y altos grados de la política quedando, obviamente, en manos de ciudadanos, ciudadanas o “ciudadanes” sin ningún discernimiento, sin ninguna comprensión, sin ninguna noción, sin ninguna idea, sin ninguna sapiencia, etc, del tema jurídico.

En fin, cuando la sensiblería, la “ternura” y el credo ideológico se imponen a la razón y a la lógica jurídica, la justicia se humilla y se relega a un espectáculo, que nada tiene que ver con la obra de Montesquieu “El espíritu de las Leyes”. Razón tenía Alfonso Guerra cuando en 1985 dijo aquello de “Montesquieu ha muerto” ¿Se acuerdan?



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