Como decíamos en la anterior entrega, en esta última veremos algo sobre los profetas etruscos Tages, hombre, y Vegoia, mujer.
Probablemente lo más sorprendente de la religión etrusca, es que se haya basado en una revelación, asunto este contrario a las religiones grieta y latina, revelación llevada a cabo por dos profetas: Tages, hombre, y Vegoia, mujer.
Tages apareció con aspecto de niño, pero dotado de una sabiduría propia de una persona de avanzada edad. Esta aparición tuvo lugar en el territorio de Tarquinia, en la que un labrador, arando su tierra, vio que uno de los surcos era más profundo del resto, saliendo de pronto de dicho surco Tages, que comenzó a hablar con el labrador que, asustado, lanzó un gran grito, reuniéndose allí al poco tiempo una gran multitud de Etruria, ante la cual Tages comenzó a hablar durante bastante tiempo, recomendando a la gente que recordasen sus palabras, y posteriormente que las conservasen en escritos.
La otra parte de la citada revelación corrió a cargo de Vegoia, la diosa encargada de tutelar la propiedad territorial, que enseñará a la gente el arte de interpretar los relámpagos, además de enseñarles el cuidado que había que tener con los límites de territorios, de campos, etc., ya que cuando Júpiter reivindicó las tierras de Etruria, ordenó que las llanuras fuesen medidas y los terrenos delimitados, pues Vegoia conocía muy bien las pasiones humanas, pasiones que podían llegar al enfrentamiento precisamente por culpa de la tierra. Si dichos límites establecidos desaparecieran por motivos de avaricia o de codicia de alguien para extender sus propiedades, automáticamente tal acción sería condenada por los dioses.
Ni qué decir tiene que esta civilización desapareció, siendo el motivo la relajación de costumbres, como pasaría en otras civilizaciones.
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