miércoles, 15 de abril de 2015

Historia de la Literatura Española ( X L )


Como decíamos en la anterior entrega, en ésta veremos los discípulos de Juan del Encina, que fueron prácticamente todos los dramaturgos de principios del siglo XVI tales como Luis Hurtado, Miguel de Carvajal Juan de París, Pedro López Ranjel, Lucas Fernández y algunos otros.


El que más destacó de esta escuela fue Gil Vicente, que fue contemporáneo de Encina (1469-1536). Como dato curioso de este literato, decir que fue escudero de Juan II de Portugal, y que le gustaba la reina María, hija de los Reyes Católicos. Para conquistarla y halagarla, escribió en castellano la mayor parte de sus obras, tales como “Monólogo del vaquero”, “Auto de los Reyes Magos” y “Auto de Sibila Casandra”, obras estas de carácter religioso. También escribió obras profanas, como la tragicomedia caballeresca “Don Duardos”. También destacó en el teatro.

Por aquella época, llegó a España la influencia del arte italiano, destacando Torres Naharro, que en Italia se había familiarizado con el género dramático. Sus obras de este género, contenidas en su “Propalladia”, las divide en comedias “a notitia”, que relatan cosas reales y verdaderas,  y comedias “a fantasía”, que representaban cosas fantásticas y fingidas, aunque tuviesen apariencia de verdad.

Entre las primeras destacan  “Soldadesca” y “Trinellaria y Jacinta”. De las segundas sobresalen “Himenea”, “Aquilana” y “Calamita”.

La escritura de este autor está plaga de italianismos, aunque siempre es correcta y apropiada al tema que se trata.

Lo mismo que  Juan del Encina, Torres Naharro tuvo muchos seguidores, entre los que destacan Luis de Miranda, Francisco de Avendaño, Jaime de Huete y varios más.

En la próxima entrega veremos cómo el teatro se hizo un asunto popular gracias al sevillano Lope de Rueda.


Continuará.



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