Como decíamos en la anterior entrega, en ésta veremos algo sobre la épica religiosa y la poesía lírica de este período.
Durante este período del siglo XVI, son muy numerosas las composiciones épico-religiosas, aunque son muy pocas las que tienen algún mérito literario.
Por citar algunas, está “El Montserrate”, de Cristóbal de Virués; “El maestro”, de José de Valdivieso; “La Cristiada”, de Diego Hojeda, “Década de la Pasión de Cristo”, de Juan de Coloma; “La creación del mundo”, de Acevedo y varias más.
Quizá el más importante sea “La Cristiada”, publicado por primera vez en Sevilla en 1611. Este poema trata de la Pasión de Jesucristo desde la Última Cena hasta su crucifixión.
La poesía lírica se caracteriza por la influencia de los poetas y grandes literatos italianos, principalmente Dante y Petrarca, siendo los más representativos de esta influencia italiana Juan Boscán, Garcilaso de la Vega y Gutierre de Cetina.
Juan Boscán (1490-1542) es el gran maestro de esta escuela durante este período. La antología de sus obras está dividida en tres partes: la primera consta de composiciones escritas a la usanza antigua, en la que se ven coplas, villancicos y canciones.
En la segunda, se ve el entusiasmo de Boscán por la escuela italiana, disponiéndose a escribir al itálico modo.
En la tercera parte encontramos la Epístola, que es su obra principal.
Por otra parte, Garcilaso de la Vega (Toledo, 1503 – Niza, 1536), aún desarrolló más la iniciativa de Boscán. La guerra, la política y sus gustos personales le retuvieron mucho tiempo en Italia, en donde se relacionó con lo más granado de la literatura de su época.
“Tomando ora la pluma, ora la espada”, como aparece escrito en la Égloga I I I, escribió cinco canciones, tres églogas, dos elegías, una epístola, treinta y ocho sonetos y un villancico.
En las “Églogas” se ve la imitación a los escritores clásicos, preferentemente a Virgilio, destacando la pureza del castellano que aquí se lee. La mejor de dichas églogas es la de "Salicio y Nemoroso", que son dos pastores que se lamentan de su mala suerte: uno, porque su pastora no le corresponde en sus sentimientos y afectos, y el otro porque la muerte acabó con la vida de su amada Elisa.
Importantes también son sus "Sonetos" y "Canciones", destacando éstas porque aparecen por primera vez una combinación métrica conocida como lira.
De Gutierre de Cetina (1520-1560) diremos que era un ardiente petrarquista. Compuso varios madrigales, sonetos, canciones, epístolas y una anacreóntica. De los madrigales se destaca el conocido "Ojos claros y serenos".
En la próxima entrega veremos dos representantes de la escuela tradicional castellana: Cristóbal de Castillejo y Antonio de Villegas.
Continuará.
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