viernes, 22 de junio de 2012

Recuperar los valores cristianos



El pasado día 11 de este mes de junio, tuvo lugar en Roma una reunión entre el secretario para las relaciones de la Santa Sede con los  Estados, el arzobispo Dominique Mamberti, y los embajadores de la Unión Europea, con motivo del fin de la presidencia de la UE de Dinamarca.  El arzobispo pronunció unas palabras que, salvo error u omisión por nuestra parte, no hemos visto plasmadas en ningún diario.


Dijo Mamberti:


“Querría dedicar la conversación de hoy a algunas reflexiones acerca del futuro de Europa, en relación al grave momento de crisis, especialmente económica, que esta está viviendo. Europa sufre ahora  las consecuencias del endeudamiento, unido a un mercado de trabajo a menudo rígido y a fuertes presiones competitivas del exterior, que han impulsado a una deslocalización cada vez más marcada de las actividades productivas. En años recientes hemos constatado que el continente envejece y produce cada vez menos”.
Además de todo esto, continuó el arzobispo:


“Se da una pérdida progresiva de identidad cultural y social de los pueblos europeos, a la cual se une, a menudo, una lejanía de la sociedad civil de la política, que con empeño consigue realizar la tarea que le espera, o sea perseguir el bien común”. Confianza, solidaridad y responsabilidad  son palabras clave a través de las cuales Europa está llamada, hoy más que nunca, a mirarse a sí misma. Ellas deben informar no sólo las relaciones internas de la Unión sino también las relaciones que esta mantiene con los otros actores de la escena mundial, como también respecto a los países limítrofes, que aspiran a formar parte de la misma Unión”.


Y terminó con un canto a la esperanza:


 “Confío en que nuestro continente sepa encontrarse de nuevo a sí mismo también en las actuales dificultades. El logro de tal empresa dependerá de la medida en que Europa sepa mirar con gratitud y reconocimiento hacia sus propios orígenes, sobre todo de la capacidad de proponer de nuevo de manera constructiva y creativa aquellos valores cristianos y humanos, como la dignidad de la persona humana, el profundo sentimiento de la justicia y de la libertad, la laboriosidad, el espíritu de iniciativa, el amor a la familia, el respeto de la vida y el deseo de cooperación y de paz, que son las notas que la caracterizan”.


Como pude verse, si esas cabezas pensantes de la política que pululan dentro de los muros de la Patria mía, hiciesen caso al arzobispo Mamberti, otro gallo nos cantaría. Pero, claro, como es un personaje de la “Infame”, ni puñetero caso.


Luis Daid Bernaldo de Quirós Arias

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