Como ya saben los de la internacional de la mentira,
del odio y del terror, difundieron, y difunden, que la Ley de Vagos y Maleantes
fue dictada y promulgada por Franco. Mentira cochina. Tal ley fue promulgada
durante la I I República, saliendo de la mente de Manuel Azaña. Dicha ley se la
conocía por el nombre de “La Gandula”.
Por otra parte, y como sabrán también, la revista “Estampa”, fue un órgano del Frente
Popular de la España de aquellos tiempos que incluía, entre otras cosas,
artículos, comentarios y reportajes de propaganda sobre la URSS. Asimismo, en
agosto de 1934, en plena República, y ya próxima la revolución de octubre, publicaba
esta revista un comentario sobre dicha ley, viéndose en la portada el título “El primer campo de concentración de vagos y
maleantes”, que se había instalado en Alcalá de Henares, en donde había
nacido Manuel Azaña.
Dicho lo anterior, y como también sabrán, la alcaldesa
(parecería lógico decir “alcalda”, por mor de ese feminismo semántico tan de
moda) “podemita” de Madrid, y sus correligionarios del ayuntamiento de Oviedo, en
su día tenían la intención de sancionar a los propietarios de perros que no recojan
las heces de sus animales, con labores de limpieza de calles y demás.
Evidentemente esta sería una medida lógica y razonable, pero poco práctica y
beneficiosa.
Si en vez de sancionar a dichos propietarios de
animales, se les hubiese ocurrido sancionar a los vagos y maleantes que campaban,
y campan, por sus respetos dentro de los
“muros de la Patria mía”, tendríamos
unas ciudades y unos pueblos limpísimos, aunque lo mejor sería “dejarles salir”
del país, como se hace en Cuba con el “lumpenproletariado” (Fidel Castro
dixit), aunque ya saben que dicho “lumpenproletariado” lo que hace y busca es
escaparse de Cuba.
Continuará.
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