Como ya saben, en este mes de agosto se cumple en
quincuagésimo aniversario de lo que se denominó La Primavera de Praga de 1968.
Los de la internacional de la mentira, del odio y del terror, no dicen ni pío
de esta luctuosa efeméride.
Los que ya peinamos canas nos acordamos perfectamente
de esto. Para empezar, diremos que la destartalada URSS envió a Checoslovaquia
cientos de miles de soldados y miles de carros de combate.
El asunto comenzó a primeros de ese año 1968, cuando
el secretario general del PC checo, A. Dubcek, comenzó un proceso de apertura
llamado “socialismo de rostro humano”, es decir, el que imperaba en la URSS y sus
satélites era inhumano.
Unos meses después, el mentado Dubcek, admitió algo de
libertad de prensa, así como la participación del “pueblo soberano” en la vida
política que, como ya sabrán, estaba en manos de los privilegiados de la
nomenklatura ( I ).
También permitió cierta apertura en lo privado, tanto
en economía, como en política, buscando mejores relaciones internacionales con
las naciones de Occidente.
Intentó instaurar elecciones democráticas, lo que
aprovechó el “pueblo soberano” para hacer más peticiones y reclamaciones,
comenzando a aparecer en muchos periódicos feroces comentarios y críticas al
comunismo en general, y a la URSS en particular.
Como no podía ser de otra manera, tanto a la URSS como
a sus socios del Pacto de Varsovia, la situación checa no les gustaba. No
podían permitir la libertad, como no la habían permitido en 1956 con la
Revolución Húngara que aplastaron vilmente con tanques, y como tampoco
permitieron en 1961 en Alemania con el ya derrumbado Muro de Berlín, en el que
murieron muchas personas en su huida a la Alemania Occidental.
El resultado ya sabemos cuál fue: cientos de personas
asesinadas por levantarse contra “el porvenir radiante de la Humanidad”.
( I ).- Recomendamos leer el
comentario sobre el libro “La
nomenklatura. Los privilegiados en la URS”, insertado en este blog con
fecha 14 de junio de 2017.
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