Como decíamos en la anterior entrega, en ésta veremos los romances “En la ermita de San Jorge un a sobra obscura vi” y “Sal á cazar, el rey moro, á cazar como solías”. Como ya hemos dicho en anteriores entregas, son romances de la primera mitad del siglo XV, correspondientes al Período Lírico.
Como decíamos en la anterior entrega, en ésta veremos los romances “En la ermita de San Jorge un a sobra obscura vi” y “Sal á cazar, el rey moro, á cazar como solías”. Como ya hemos dicho en anteriores entregas, son romances de la primera mitad del siglo XV, correspondientes al Período Lírico.
“En la ermita de San Jorge – una sombra oscura vi;
El caballo se paraba – ella se acercaba a mi . . .
-Voy a ver á la mi esposa, - que ha tiempo que non la vi.
- La tu esposa ya se ha muerto;- su figura vesla aquí.
-¡Brazos que te abrazaba – la desgraciada de mi.
Ya me los comió la tierra; - la figura vesla aquí!
Si vos fuerais la mi esposa, - non me mirárais ansí,
-¡Ojos con que miraba – la desgraciada de mi,
Ya me los comió la tierra; - su figura vesla aquí!
-¡Yo venderé mis caballos, - y diré misas por ti.
-No vendo los tus caballos, - nin digas misas por mi,
Que por tus malos amores – agora peno por ti
La mujer con quien casares – non se llama Beatriz;
Cuantas más veces la llames – tantas me llames a mi.
¡Si llegas a tener hijas – tenlas siempre junto á ti,
Non te las engañe nadie – como me engañaste a mi!
Ahora vamos con el romance del rey moro.
“- Sal á cazar, el rey moro – a cazar como solías;
Y traerásme una cristiana – de gran belleza y valía.-
Ya saliera el rey moro – á las carreras salía,
Y á la hija del buen conde – allí ficiera cautiva.
Ya la lleva, ya la lleva – Camín de la Morería,
La hija del conde moro – de su esposo estaba en cinta.
Ya le presenta a la reina – que hace muy grande la alegría.
-Bienvenida la mi esclava – la gentil esclava mia,
Tengo de hacer contigo – lo que con otra no haría.
Tengo de darte las llaves, mora, - tus llaves yo non quería,
Pues las tuyas son de fierro, - las mias plata fina.
Quiso Dios y la fortuna – que ambas parieran un día;
La cristiana parió un niño,- parió la mora una niña;
Las parteras son traidoras – y por haberlas albricias,
Llevan el niño a la mora – y a la cristiana la niña.
No tardara mucho tiempo, - que dentro del tercer día,
Fue la mora a ver su esclava – por ver qué cama tenía.
-¿Cómo está así la mi esclava, - la gentil esclava mía?
-¿Cómo queréis que yo esté . . . – como una mujer parida.
-Si eso decís, la cristiana, - ¿qué pondríais a la niña?
-Si yo estuviese en mi tierra – y la niña fuera mia,
Pondríala Blanca-Flor, - y ros de Alejandría,
Que así llamaba mi padre – á una hermana que tenía:
Me la cautivaron – dia de la Pascua Florida.
-Si eso decís, la cristiana, - tú eres la hermana mía.
-Esto que oyera el rey moro – de la alta torre venía:
-¿Qué tiene la mi mujer - ¿qué tiene la mujer mía,
Pues cuando menos lo espero – hace tantas alegrías?
-Que entendí tener esclava – y dulce hermana tenía.
-Callad, callad, mi mujer, - callad, callad, mujer mía;
Que de tres hijos que tengo – el mejor escogería,
Y por haceros merced, - con ella le casaría.
-No lo quiera Dios del cielo – ni la sagrada María,
Dos hijas del Conde Flores – maridar en Morería.
Válgame Nuestra Señora, - válgame Santa María.
-Daráisme mi niño, mora,- que yo lo bautizaría,
Y pondríale Conde Flores – que así le pertenecía”.
En la próxima entrega veremos algo sobre Juan de Mena y el Marqués de Santillana
Continuará
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