martes, 27 de septiembre de 2016

Enaltecer y perseguir


Ya saben el resultado de las elecciones en Vascongadas y Galicia. Nihil novum sub sole, a no ser que la banda terrorista ETA, de forma subliminal y a veces no tan subliminal, ha conseguido una aceptación social que, en un país normalmente constituido, se ría impensable, consiguiendo, asimismo, que muchos de sus miembros sean considerados como “¡hombres de paz!”.
Por el contrario, las víctimas fueron y son olvidadas, además de sufrir no solamente desprecio, sino incluso persecución.

Como ya sabrán, en 1982 la banda terrorista ETA asesinó al policía nacional Antonio Cedillo, y a cuatro compañeros más. Al día de hoy, tanto su hijo José Miguel como su viuda Dolores García, tras permanecer concentrados en el Ministerio de Interior, lograron entrevistarse con el ministro Jorge Fernández Díaz, entrevista de la que los hijos de la víctima dicen haber saludo “reconfortados”.

No entendemos muy bien este “reconfortamiento”, ya que pasados 34 años del asesinato, aún no se ha producido ni juicio ni sentencia. Y para más “inri”, según la ley, el caso está prescrito sin haber sido investigado concienzudamente.

Además, ¿por qué nunca se extraditó a Félix García Manzano, que fue uno de los terroristas que participaron en dicho atentado, sabiendo que estaba en Portugal?


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