Hemos leído con gran estupor, o con gran “estupro”, como diría uno que iba para ministro, unas declaraciones de doña Carmen Hidalgo, viuda de D. Valentín Rogelio Masip Acevedo, aparecidas en el diario La Nueva España con fecha de 31 de marzo de 2013.
Dice esta señora que su marido estaba desencantado con Franco, y que por eso sus hijos querían conocer la otra parte.
Si su marido, doña Carmen, estaba desencantado con Franco, ¿por qué aceptó el cargo de Alcalde de Oviedo en 1957, 18 años después de terminada la guerra, cargo que ocupó hasta su fallecimiento en 1963?
Si sus hijos querían conocer la “otra parte”, ¿a qué parte se refiere usted? ¿a los que no tenían lujosas mansiones y suntuosos chalets en zonas residenciales costeras asturianas?
Por otra parte, el hijo de D. Valentín, D. Antonio Masip Hidalgo, que cursó el Bachillerato en el Colegio de los Dominicos de Oviedo, y después estudió Derecho y tres años de Ciencias Económicas y Empresariales en la Universidad de Deusto, fue elegido alcalde de Oviedo por el PSOE en el año 1983, cargo que ocupó hasta 1991, no tuvo la coherencia de quitar el nombre de la calle “Valentín Masip”, que aún se denomina así, nombre puesto por el régimen del que estaba desencantado su padre.
Al mismo tiempo, cuando se propuso dar el nombre a la citada calle, ya fallecido D. Valentín, podrían haberlo rechazado, pues a D. Valentín seguro que no le hubiese gustado.
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