Uno de los muchos fallos del actual sistema educativo, es la pérdida de finalidad, entendiendo por tal la formación humana y cultural del educando, porque de la otra “finalidad”, la política, sí que saben mucho los que en su día lo elaboraron.
Estos elaboradores, además, no admiten ninguna opinión que esté disconforme con dicho sistema. Dicen, con el cinismo que les caracteriza, que la educación es necesaria. ¡Vaya chorrada!. Claro que es necesaria. Lo que sucede es que a muchos profesores les gustaría enseñar de otra manera, pero no pueden por la imposición de lo políticamente correcto.
Se dan cuenta estos educadores, que se están inculcando una serie de principios y de “valores” que no llevarán a ningún sitio el día de mañana a sus alumnos. El asunto es muy triste. Y muy grave.
Y decimos esto porque el mentado sistema educativo ha dejado en nuestros jóvenes un panorama de estupidez desoladora, debido al contenido patético de los libros de texto y a la ignorancia de los nuevos “gestores culturales” y “pedagogos antiautoritarios” que, con sus “tacos”, “buenos”, “o sea”, “han habido”, “entrenos”, etc, etc, están dando toda una lección de gramática, elocuencia y léxico.
En el fondo la cosa no es de extrañar porque los que elaboraron el sistema han sido sujetos escasamente formados y carentes de entidad intelectual. Y el resultado ahí lo tenemos: una juventud “educada” por maestros y profesores que cada dos por tres están en huelga y paros porque dicen que están mal pagados; una juventud indisciplinada; una juventud que sabe todos los dimes, diretes y chismes de la telebasura de los “famosos”, y que sin embargo no sabe ni media palabra de Historia . . . bueno, tanto como ni media palabra, no. Saben la Historia que se ha movido, que se ha cambiado, que se ha manipulado para encajarla en la visión de un mundo que un grupo de resentidos fanáticos pretende imponer con sus retiradas de estatuas, nuevos nombres de calles para criminales y asesinos, juicios post mortem, etc.
Si a esto unimos que a esta juventud, tanto los padres como los educadores le tienen miedo, tendremos un panorama que no se sabe muy bien en qué desembocará.
En fin, señor Rajoy, la modificación del actual sistema educativo es tan prioritaria como el asunto económico.
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