lunes, 27 de septiembre de 2010

Manuel Pastrana. Profesión: sindicalista.


Manuel Pastrana, secretario general de UGT de Andalucía, ha alentado a los abuelos a participar activamente en la huelga general del día 29. Ante tan grandiosa idea busco en Internet alguna información sobre el currículo de tal ilustre cabeza pensante, y el dato único y revelador que encontré fue este: de profesión, sindicalista. ¡Caramba me dije, ignoraba que tal cargo fuera una profesión! Claro, pensé, como la de los políticos. ¿O no? Comento mis dudas y recabo información a cerca de lo que se necesita para ejercer alguna de estas profesiones.

Según me han dicho, para llegar a ejercerlas lo más importante es afiliarse a un sindicato o a un partido político, después hacer amigos de los que te ayudan a medrar, necesitándose para ello una buena dosis de jabón, bastante de labia, poco de escrúpulos y mucho de sumisión. ¿Y la vocación? Pregunto. Bueno, eso puede o no coincidir, pero para la mayoría eso no es lo relevante. ¡Vaya, que decepción!

Pastrana, ilustrado sindicalista de profesión, vio como su propuesta fue apoyada con firmeza por su jefe de filas Cándido Méndez, que además tuvo a bien felicitarle por tan brillante idea. Tan excelsa fue, que los ciudadanos no alcanzaron a comprenderla, y recibió tantos “comentarios desafortunados y fuera de lugar”, según su jefe, que tuvo este que salir en defensa de su camarada andaluz y volver a transmitirle su felicitación para que el pobre se recuperara del terrible abatimiento que padecía.
¡Que pena navegar contracorriente y que mala la incomprensión!

Pero yo creo, señor Pastrana, que su propuesta no tuvo éxito por incompleta, tenía que haberla ampliado al resto de los miembros de la familia: padres, el día 29 además de no ir al trabajo –si es que lo tenéis- no se os ocurra cuidar de los abuelos ni de vuestros hijos; hijos, pasad de las clases y, por supuesto, de vuestros padres y abuelos. Tíos, sobrinos y demás familia, ¿qué hacéis con tantas “obligaciones familiares”? Descargaros por un día de esa pesada carga basada en el amor y la generosidad. Vuestro futuro económico depende, precisamente, de lo que dejéis de hacer ese día.
Y nada de servicios mínimos, que la patronal siempre abusa de ellos.
¡Ah! y ese día os toca ayunar, ¡que a nadie se le ocurra guisar o preparar un bocadillo de mortadela. Huelga total en los hogares.

Permítame decirle, señor Pastrana, que ha intentado usted justificar con un cinismo atroz su mezquina propuesta utilizando frases como estas: “para que los abuelos puedan participar en la huelga y descansar ese día de atender a sus nietos”… “no consiste en que los abuelos abandonen, maltraten (¿?), o dejen a sus nietos (¿en qué quedamos?)… “para defender sus pensiones, las de sus hijos y nietos”, “el mejor servicio que pueden hacer los abuelos al país”…

Sólo lo injustificable necesita de justificaciones.

Isabel Fernández Bernaldo de Quirós

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