No se sabe qué es lo que tiene que suceder para que Su
Sanchidad abandone La Moncloa. Los bofetones propinados por el prófugo
Puigdemont, le importan un bledo, dos cominos y tres dídimos, aunque si a lo
mejor le diese una patada en éstos, sí podría dimitir. Con viajar en plan
“falcónico”, y dar “conferencias”, mítines, hacer reuniones, “asambleas” con
prédicas hablando de bulos y de fango, etc, teniendo cuidado de que solamente
vayan adeptos y adictos, ya tiene bastante.
Del asunto de la corrupción, ni mu, a pesar de estar
involucrados familiares y dirigentes sociatas.
En fin, a ver si le pegan una patada en los dídimos y
se larga.


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