domingo, 23 de noviembre de 2025

Sin moral y sin dignidad, no vamos a ninguna parte


Nos extraña que Su Sanchidad después de la visita al Papa, no se haya dado cuenta de esto y de otras cosas. Vamos a ver algo sobre el tema.

La corrupción que nos invade y la casta política que nos desgobierna, están creando una situación de la que no se sabe cómo se va a salir. Los enfrentamientos, disputas, insultos, etc, entre dicha casta política, a la que le importa un bledo, dos cominos y tres dídimos lo que le sucede al “pueblo soberano”, están creando una gran desconfianza porque, entre otras cosas, se está dando cuenta dicho “pueblo soberano”, que no se cumple ni se realiza nada de lo que se promete.

La situación crítica en la que estamos inmersos proviene de la ausencia de moral y de dignidad de los gerifaltes “castosos” y costosos. Una nación se derrumba cuando las personas que la componen no tienen sentido del deber, ni de la responsabilidad o, como dijo en su día un inmigrante, “no quiero trabajar porque no quiero ser esclavo de nadie”. Sin comentarios.

Tal inmoralidad e indignidad, traen como consecuencia un asunto terrible: que muchos, muchas y “muches” nada quieran saber del bien común. Estas personas no se dan cuenta de esto porque viven sitiadas y envueltas por murmullos, por maniobras y por operaciones políticas, lo que lleva muchas veces a que no se sepa diferenciar la verdad de la mentira.

Todo esto, y otras cosas, son frutos de politicastros sin principios. Totalmente ideologizados, son fanáticos, intolerantes, intransigentes, sectarios, etc.

En fin, mientras las personas que tienen la sartén por el mango no tengan una verdadera formación moral y dignidad, no se irá a ninguna parte buena. La “ingeniería social” de estos tiempos, con sus normas y reglas de carácter ideológico, para algo está, oiga.




 

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