miércoles, 10 de diciembre de 2025

Poesía del Siglo de Oro, Los mejores romances de la lengua castellana y Rimas y Leyendas de Bécquer ( X X )

 




Continuamos con los libros “Poesía española del Siglo de Oro”, Ediciones 29, Madrid 1990, 113 páginas; "Los mejores romances de la lengua castellana", Edicomunicación, S.A., 1999, 256 páginas, y “Gustavo Adolfo Bécquer. Rimas y Leyendas”, Editorial EDIMAT LIBROS (Ediciones y Distribuciones Mateos), Madrid 1999, 317 páginas incluido “Índice”.

En la página 42 del primer libro se lee “Romance del Nacimiento”, autor San Juan de la Cruz. El segundo párrafo dice:

“Los hombres decían cantares,

los ángeles melodía,

festejando el desposorio,

que entre tales dos había;

pero Dios en el pesebre

allí lloraba y gemía,

que eran joyas que la esposa

al desposorio traía;

y la Madre estaba en pasmo

de que tal trueque veía:

el llanto del hombre en Dios,

y en el hombre la alegría,

lo cual del uno y del otro

tan ajeno ser solía”.

En las páginas 136 y 137del segundo libro, se lee “Romance que hizo un galán alabando a su amiga”

“De la luna tengo queja

y del sol mayor pesar;

siempre lo hubieron por uso

de no dejarme holgar.

¡Maldita se la fortuna

Que así me quieren tratar!

Nunca me da buen cumplido,

ni menos mal sin afán,

por una hora de placer

cien mil años de pesar.

Yo me amaba una señora

que en el mundo no hay su par.

las facciones que ella tiene

yo vos las quiero contar:

tal tenía la su cara

como rosa en rosal,

las cejas puestas con arco,

color fino contray,

los sus ojos tenía garzos,

parecen de un gavilán,

la nariz afiladica

como hecha de metal,

los labios de la su boca

como un fino coral,

los dientes tiene muy blancos,

menudos como la sal;

parece la su garganta

cuello de garza real,

los pechos tenía tales

que es maravilla mirar,

y contemplando su cuerpo

el día viera asomar”.

Rn las páginas 44 y 45, aparece la rima X X V de Bécquer:

“Cuando en la noche te envuelven

 las alas de tul del sueño,

 y tus tendidas pestañas

semejan arcos de ébano;

por escuchar los latidos

 de tu corazón inquieto

y reclinar tu dormida

 cabeza sobre mi pecho,

diera, alma mía,

cuanto poseo:

¡la luz, el aire y

el pensamiento!

 Cuanto se clavan tus ojos

en un invisible objeto,

 y tus labios ilumina

 de una sonrisa el reflejo;

 por leer sobre tu frente

el callado pensamiento

 que pasa como la nube

 del mar sobre el ancho espejo,

 diera, alma mía,

 cuanto deseo:

¡ la fama, el oro,

 la gloria, el genio!

 Cuanto enmudece tu lengua,

 y se apresura tu aliento,

 y tus mejillas se encienden,

 y entornas tus ojos negros;

 por ver entre sus pestañas

 brillar con húmedo fuego

 la ardiente chispa que brota

 del volcán de los deseos,

 diera, alma mía,

 por cuanto espero,

¡ la fe, el espíritu,

 la tierra, el cielo!”

Continuará.




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