Los
verdaderos republicanos se molestan cuando los rojos, ellos mismos se definen
así, han ido cambiando este término por el de republicanos, para “adaptarse” a
la memoria histórica. La verdad es que existe una gran diferencia entre un rojo
y un republicano.
Un
pedante marxista infumable declaraba en cierta ocasión que “los rojos
podremos ser calificados de totalitarios, estalinistas, dictadores, etc, pero
nunca de fascistas”. La frase vale más no comentarla porque se comenta por
sí sola.
Vamos
a ver: ¿acaso los totalitarios, estalinistas, dictadores, como decía este
sujeto, tienen cabida en una verdadera República? La tendrán en las repúblicas
dictatoriales de corte marxista, como es obvio.
Esta
falsificación terminológica tiene por objeto el presentarse como demócratas,
cuando ya sabemos que de esto no tienen absolutamente nada por mucho que
berreen y pataleen. Pongamos unos ejemplos, muy de “memoria histórica”.
En
enero de 1933, en plena República, se descubrió un proyecto revolucionario que
se había iniciado en Barcelona para derribar la
República y sustituirla por una “dictadura del proletariado”. El
Gobierno pudo adelantarse ahogando dicho proyecto en la noche del 8 al nueve de
febrero. Manuel Azaña tuvo que presentar la dimisión el 8 de setiembre de este
mismo año.
El
15 de febrero de 1.936, como ya es sabido, se hizo pública la constitución del
Frente Popular, que estaba formado por: Izquierda Republicana, de Azaña; Unión
Republicana, de Martínez Barrios; PSOE, de Prieto y Largo Caballero, y Partido
Comunista, de José Díaz y Dolores Ibarruri. Pues bien, Largo Caballero, el
“Lenin español” como le adulaban los comunistas, dijo el 12 de febrero
refiriéndose a la República: “No es la estación de término para nosotros,
que la conceptuamos como una de tantas en las que hemos de descansar para
continuar nuestro camino”. Los “rojos”, no dijeron ni pío ni le reprocharon
nada a Largo por esta frase antirrepublicana.
Asimismo,
el periódico El Liberal de Bilbao
del 21 de enero de 1.936, cita a Largo Caballero sobre un mitin celebrado el
día anterior en Linares:
“La
clase obrera debe adueñarse del poder político, convencida de que la democracia es incompatible con el socialismo, y
como el que tiene el poder no ha de entregarlo voluntariamente, por eso hay que
ir a la revolución”. Como es de
suponer, los “rojos” tampoco dijeron nada sobre estas palabras.
El
Comité Revolucionario de Asturias, lanzó en Oviedo el 9 de octubre de 1.934 sus
proclamas. La sexta decía:
“6º.-
Los miembros de los partidos y juventudes obreras de la localidad deben
presentarse inmediatamente con su correspondiente carnet para constituir LA GUARDIA ROJA, que ha de velar por el orden y por la
buena marcha de la revolución”. Tal proclama es antirrepublicana, ya que llama al
pueblo al sublevarse contra el orden legal establecido, es decir, la República.
Llama la atención lo de “buena marcha de la revolución” ¿Por qué no se dice
para “la buena marcha de la República?
A
comienzos de enero de 1.933, el ministro de la Gobernación dio la alarma a las
fuerzas nacionales de seguridad, ya que parecía inminente el levantamiento en
nombre del COMUNISMO LIBERTARIO ¿Dónde está el
respeto a la República?
Asimismo,
en ese año de 1.933, Azaña escribía en su diario, refiriéndose a los continuos
levantamientos: “Tanto los amigos como los enemigos de la República me dicen
que las cosas no pueden seguir así indefinidamente”.
Y
para poner fin a estos ejemplos, terminamos con lo dicho por Largo Caballero en
un mitin el día 12 de enero de 1.936 en el cine “Europa”, de Madrid. En dicho
mitin preconizaba el advenimiento del socialismo marxista, anunciando la
revolución del proletariado.
Como
puede verse, hay una gran diferencia entre rojos y republicanos.
Continuará.
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