En junio de 2010, fallecía en Tías
(Lanzarote), el novelista comunista portugués José de Sousa Saramago. En el mes
de abril de aquel año, la Audiencia Nacional dictaminó que el Nobel comunista
Saramago, tenía que pagar a España 718 mil euros, correspondientes a los
ejercicios fiscales de los años 1.997 al 2.000, aunque se dijo que estos
impuestos de estos años los había pagado en Portugal, su país natal.
La verdad es que
este personaje vivía permanentemente en Lanzarote, isla de la que era hijo adoptivo,
por lo que
Por si fuera poco también todo esto, cuando en
1998 se le entregó el Premio Nóbel, se aludió a que tenía su residencia en España,
concretamente en Lanzarote, dato este que fue reconocido por su viuda, Pilar
del Río, reconociendo también que vivían aquí desde 1.993, y reconociendo
asimismo que tenían una casa y dos fincas colindantes.
Pregunta: ¿qué patrimonio tan brutal y tan
rico tendría este comunista capitalista (perdonen por el oxímoron), para deber
al fisco español setecientos y pico mil
euros? . . . Ya saben: “lo mío, mío, y lo de los demás a medias”.
Y para terminar, insertamos estas palabras
pronunciadas por él:
«No creo en Dios y no me hace ninguna falta. Por lo menos
estoy a salvo de ser intolerante. Los ateos somos las personas más tolerantes
del mundo. Un creyente fácilmente pasa a la intolerancia. En ningún momento de
la Historia, en ningún lugar del planeta, las religiones han servido para que
los seres humanos se acerquen los unos a los otros. Por el contrario, sólo han
servido para separar, para quemar, para torturar. No creo en Dios, no lo
necesito y además soy buena persona».
En fin, sin comentarios.


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