A poco que nos fijemos, vivimos en unos tiempos en los
que se nos han complicado muchas cosas, pues estamos agobiados, atosigados,
incomodados, empapados, cautivados, etc, por los cuatro costados. Varios,
varias y “varies” inventaron un montón de “necesidades” que hacen que el “pueblo
soberano” se pase horas y horas ocupado en estas “necesidades”, marginando
cierto tiempo para dedicarse al trabajo.
Tales “necesidades” son, entre otras, que hay que ir a
los centros de belleza, a los centros quirúrgicos, etc, ya que lo que “mola” es
presentarse como personas atrayentes, encantadoras, seductoras, llamativas,
etc. La situación aparente llama más la atención que lo verdadero e importante:
es importantísimo estirar la piel y músculos faciales (un “lifting”), que
aprovecharse del descanso llevando un modus vivendi sereno, sosegado,
tranquilo, etc, que sería mucho más importante para nuestra salud que los “lifting”.
En el terreno de la tecnología, ¡para qué vamos a
hablar! Hay millones de tíos, tías y “tíes” que se creen que lo que aparece en
whatsapp, facebook, instagram, incluso en la TV, es lo verdadero. La falacia “ad
verecundiam” circula alegremente: lo dijo Blas, punto redondo.
Todo esto, y otras cosas más, traen como consecuencia
que se marginen las relaciones sociales, ya que a algunos, a algunas y a “algunes”
no les interesa que haya dichas relaciones, como por ejemplo la familia, a la
que odian y marginan.
Por supuesto que no estamos criticando estas
tecnologías de comunicación. Lo que estamos criticando es que los que tienen la
sartén por el mando, se aprovechen de ellas para conseguir sus fines políticos y
atolondrar al “pueblo soberano”.
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