La verborrea de este sujeto, como ya saben, está
preñada de populismo, de demagogia, de logomaquia, de controversia, etc. Ahí
están los bulos, el fango y la “regeneración democrática”, que más bien
parece una degeneración.
No se comprende cómo se puede hablar de “normalidad
democrática”, cuando este sujeto y su “complexo” están en manos de advenedizos,
advenedizas y “advenedices”, amén de inútiles y de ineptos, aunque tal
“normalidad” permita dar la mano a un prófugo bajo la orden de detención. Vamos
a ver ciertas cosas de esta “normalidad democrática”.
Se habla de lenguas “cooficiales”, despreciando en algunos
sitios nuestro rico idioma español.
Se habla de derechos, pero de obligaciones, ni mu.
En su día se negaron indultos, y después se firmaron.
En su día se dijo que no se pactaría con los “podemitas”
, y luego ya se sabe que lo que pasó.
En su día nada se quiso saber de la amnistía, pero
después se admitió y se defendió con el objeto de seguir en la poltrona “monklovita”.
Los distintos “comités de expertos” que se nombraron
para varios asuntos, entre ellos el de la pandemia, ¿dónde estaba, Sanchidad?
La bota, el bozal y el grillete los impone esta
pandilla que nos desgobierna sobre RENFE, TVE, Correos, Telefónica, etc, etc.
Los enfrentamientos, las discrepancias, las pugnas,
los choques, las refriegas, etc, etc, entre los españoles, son auspiciadas por
esta pandilla que, entre otras cosas, está preparando una ley para dominar la
Justicia. A lo mejor Montesquieu muere, oiga.
¿Dónde están los Presupuestos Generales del Estado? A
lo mejor en alguna cloaca de la “moncloaca”.
¿Y qué decir de la persecución de los “mass-media” que
critican y denuncian a esta pandilla?
En fin, no seguimos porque haríamos el artículo muy
largo. Lo peor es que el “pueblo soberano” no se entera de nada. Y así estamos:
con una anormalidad democrática.


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