Viendo la actuación de Su Sanchidad en su aparición
ante la Comisión del Senado, nos vino a la memoria (hay que “recuperarla”,
oiga) la obra del gran dramaturgo Pedro Calderón de la Barca “El gran teatro
del mundo” que, como sabrán, es una meditación extensa y penetrante sobre la
vida humana, y el papel que desempeña el ser humano en el mundo.
También recordamos la gran película “El mayor
espectáculo del mundo” que, como sabrán también, está protagonizada por grandes
actores, entre ellos el gran James Stewart, y cuyo argumento es sobre el tema
del circo.
Dicho esto, la asistencia de Su Sanchidad ante el
senado esta semana, fue como un acto circense, siendo él el bufón, el
titiritero, el payaso, o lo que sea. Como ya saben, no contestó a las preguntas
que le hizo la oposición sobre la corrupción de su gobierno y de su partido. Se
salió por las ramas eludiendo y esquivando lo que no le interesaba. Con hablar
de Aznar, de Feijóo y de la extraordinaria Isabelita Yuso, ya tenía bastante.
Nada quiso saber del caso Koldo, motivo
de su presencia, como tampoco respondió clarividentemente a las preguntas sobre
la financiación irregular del PSOE, amén de tampoco decir nada de los
tejemanejes de su mujer y de su hermano.
De forma cínica, como es habitual en este sujeto,
acusó a dicha Comisión de ser una Inquisición, calificando de circo al Senado
por el hecho de obligarle a presentarse allí. Cuando veía que las preguntas que
le hacían iban directamente sobre él, respondía con un “no me acuerdo”,
o “no me consta”. Y para más inri, dijo que “su Gobierno y el de Zapatero han sido los más
limpios y honestos de la democracia”. Sin comentarios.
En fin, estamos ante un “panem et circenses”, si bien
de pan hay poco y de circo mucho.


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