lunes, 27 de octubre de 2025

Adoctrinar, adiestrar, amaestrar, controlar, vigilar, someter, dominar . . .


 

Como ya sabrán, la frase "La verdad, solamente la verdad y nada más que la verdad",  es un juramento que se usa en los tribunales para que el testigo asegure y afirme decir la verdad. Sospechamos que esto, tal como está en estos momentos la Justicia, caca de la vaca flaca.

Una verdadera sociedad tiene una gran misión, entre otras, que es la de distinguir la verdad de la mentira, de la falsedad, del engaño, de la quimera, de la apariencia, del fingimiento, del fraude, de la falsificación, del enredo, del embrollo y de todo lo que ustedes quieran. Cuando desaparecen los organismos, las instituciones, las entidades, etc, que se mantienen y se dedican a respetar tal distinción, apaga y vámonos.

Pero, claro, oiga, para tapar esto se habla de “fango”, de “normalidad democrática”, de “regeneración democrática”, de “cambios de opinión”, de despistes, de errores, indolencias, negligencias, y de otras lindezas. Lo que verdaderamente subyace es adoctrinar, adiestrar, amaestrar, controlar . . .  al “pueblo soberano” mediante una maniobra ideológica planeada que tiene por objeto, entre otras cosas, cambiar los principios éticos y morales por ciertos dogmas, lemas, eslóganes, etc, de carácter político, y substituir el pensamiento libre por el obediente.

Hoy hay varios “temas” que inculcan en el “pueblo soberano” conceptos erróneos, como si fuesen auténticas realidades y verdades. Para eso está la “ideología de género”, “el cambio climático”, el “examinar” y “corregir” la historia, etc. Con esto, y con otros asuntos, se consiguen votantes y militantes sumisos y disciplinados, oiga.

Cuando el “pueblo soberano” exige nitidez y claridad sobre asuntos económicos, sanitarios, políticos, históricos, etc, se le contesta con censura o información falsa. Lo peor del tema es que ni se entera, y lo peor también es que tampoco se entera de que ha caído en el vasallaje y servidumbre de la mentira.      

En fin, lo que verdaderamente necesitamos es el auténtico bien común en todos los aspectos, ya sean políticos, económicos, culturales, ctc Si esto no se consigue, seguiremos en el abismo de Su Sanchidad.



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