Y seguimos con el tema.
La libertad, según convenga a estos
internacionalistas, la “analizan” desde distintas ópticas, sin pararse a pensar
que la verdadera libertad, no la de ellos, es uno de los verdaderos pilares del
ser humano. Y aquí hablamos de seres humanos y de personas, sin meternos en la
trama de estos, estas, “estes”, algunos, alguna, “algunes”, o el, la, los, las,
unos, unas, “unes” . . .
Si la verdadera libertad se somete a algún poder,
cayendo en el cautiverio, lo que trae ya lo sabemos. Ahí están determinados
países bajo regímenes totalitarios, dictatoriales, tiránicos, etc, en los que
se obliga a la gente a amar lo que interesa, y a odiar lo que también interesa.
Para eso están los “bulos” y los “cambios de opinión”, oiga, y el oír, ver y
callar.
Como está sobradamente demostrado, aunque estos
“internacionalistas” no lo reconozcan, o lo nieguen, el perseguir y acosar la
libertad, bien sea de pensamiento o de conciencia, no lleva más que al fiasco,
a la ruina, a la decadencia, al fracaso, etc.
Como ya saben, tales “internacionalistas”, cuando les
interesa, hablan y hablan de los derechos humanos, sin pararse a pensar que la
decencia, la honestidad, la dignidad, etc, del ser humano, que ellos pisotean,
son soportes fundamentales de tales derechos humanos.
En fin, todas las personas tienen derecho a la
libertad de expresión, lo que trae como consecuencia el propagar y divulgar
todo tipo de informaciones, de declaraciones, de manifestaciones, de
explicaciones, de aclaraciones y de ideas, opiniones y conceptos
En la próxima entrega comentaremos algo sobre la
libertad de elección.
Continuará.


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