martes, 12 de agosto de 2025

La riqueza de nuestro idioma.


 

Como ya saben, estamos insertando palabras que, al trastocar sus letras, salen otras con otros significados. Como ya dijimos en anteriores entregas, vamos a ver otras cosas de la riqueza de nuestro idioma, tales como →significado de prefijos, oxímoron, calambur, palabras que cambian de significado al sustituir una letra por otra, onomatopeya, etc, etc.

El prefijo, como ya saben también, es el que se antepone a la raíz de una palabra para indicarnos algo sobre ella. Vamos a poner unos ejemplos de palabras que empiecen con el prefijo “a”, no preposición, y “anti”, prefijos que quieren decir privación, negación o ausencia de algo. Ejemplos: anestesia, carencia de sensibilidad; apolítico, que no tiene ideología política; arritmia, carencia de ritmo; anticonceptivo, que no permite el embarazo; anticonstitucional, oposición a la constitución.

 El oxímoron es una figura gramatical que usa dos palabras de sentido contrario en una oración, dando lugar a otra de nuevo sentido. Ejemplos: baja altitud; buen perdedor.

 El calambur es un juego de palabras que cambia completamente el sentido y significado de una oración, cuando se alteran, se unen o se separan algunas de sus palabras o letras. Esto sucede en el diálogo, no en la escritura. Ejemplos: Mi vecino esconde→ Mi vecino es conde; No se aburra→ No sea burra; Servil, letal, limpia→ Servilleta limpia; Mi madre estaba riendo→ Mi madre está barriendo.

 Ahora vamos a ver algunas palabras que cambian de significado al sustituir una letra por otra. Ejemplos: delación → relación; mala→mula; despejar→despojar; encierro→entierro.

 Ahora veremos palabras que cambian de sentido al trastocar sus letras. Ejemplos: Laponia→pianola; Nepal→panel; Palestina→penalista.

 Ahora veremos alguna onomatopeya que, como ya saben también, es una imitación a través de ciertos sonidos lingüísticos con el objeto de imitar el sonido que queremos transmitir. Ejemplos: ¡Bip!, pitido agudo; ¡Plaf!, golpe o caída; ¡Pum!, ruido con gran estruendo, como el de una explosión; ¡Run run!, ruido del motor de un auto.

 ¡Y pensar que hay por ahí sujetos, sujetas y “sujetes” que quieren que no se use nuestro rico idioma! ¿Por qué “celaá”?

 Continuará.



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