Vamos a dedicar unas entregas sobre el tema de
filosofía, tema que siempre nos encantó.
Como decíamos en la anterior entrega, vamos a comentar
algo sobre la verdad, asunto este un poco delicado, ya que hay muchos, muchas y
“muches” que creen que la mentira es la verdad, y viceversa. Esto lo estamos
viendo y oyendo en estos momentos.
Recuperando “la memoria democrática”, se acordarán del
periódico soviético “Pravda”, que quería decir “Verdad”. Allí aparecían las
grandes mentiras del sistema comunista como verdades, mientras que las verdades
del mundo Occidental se transmitían como mentiras.
Seguramente estarán pensando que qué es la verdad.
Para el materialismo el ser humano es un ser que ha evolucionado, pero para los
creyentes religiosos cristianos es un ser creado por Dios “a su imagen y
semejanza”, frase que aparece en el “Génesis” bíblico. Tal Creación dio al
ser humano la facultad, genio y lucidez para pensar, cavilar, recapacitar,
tomar decisiones, amar y razonar, aunque esta última característica muchos,
muchas y “muches” la emplean a su modo y manera, impidiéndoles el averiguar el
por qué de las cosas. Esto es debido a que se encuentran encerrados en sus
“razonamientos” objetivos.
Con estos “razonamientos” y “verdades” objetivas,
impregnados de un cerrilismo y de una obsesión tremenda, les lleva a pensar que
sus deducciones y resultados son de una “lógica aplastante”. Les importa un
bledo, dos cominos y tres dídimos, que la Filosofía quiere decir que hay que
darse cuenta del sentido de la vida de las personas viéndolo con razón y no con
mentiras.
Si no nos preguntamos el por qué y el para qué de las
cosas, estaremos dudosos e indecisos, y un tanto amargados, aunque muchos,
muchas y “muches” esto no se lo crean, ya que con la “libertad” tienen bastante,
aunque a lo mejor tal libertad es como la interpretaba el monstruoso Lenin
cuando respondió a la pregunta que le hizo en Moscú en una entrevista el
sociata español Fernando de los Ríos, que cuando tendría libertad el pueblo
soviético: “¿Libertad para qué?”, respondió.
También el existencialista marxista francés Jean-Paul
Sartre dijo en su día que la libertad era una condena. Mayores burradas no se
pueden decir.
En la próxima entrega comentaremos algo de lo que ya
preocupaba a los grandes filósofos griegos.
Continuará.
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