
Si eres un perceptor monocular de la realidad porque deduces lo que te dicen que tienes que deducir;si te refugias o escondes en ideologías que impiden ver la realidad e intercambiar ideas; si tu meta no es la honradez intelectual; si crees en el pensamiento único y también crees en el dogma de las certezas; si te consideras poseedor de la “hybris intelectualista” y crees asimismo que tienes una visión privilegiada sobre el mundo, si todo esto eres y crees, no entres en este blog.
lunes, 12 de febrero de 2018
Intelectuales e historiadores
Últimamente, dentro de los muros de la Patria mía, pululan una serie de personas que, pedante, prepotente y soberbiamente, se autocalifican de intelectuales e historiadores, cuando, a nuestro modestísimo juicio, de esto no tienen nada, y sí tienen mucho de intelectualillos y de historieteros. Pierden el tabalario por salir en los “mass-media”, por dar “conferencias”, o presentar algún libro, sea propio o no, y en algunos casos, cuando dan su nombre a una biblioteca dicen que “es el mejor homenaje que se me podía hacer”
Una vez dicho esto, vamos a ver una cosa: ¿puede ser una persona verdaderamente intelectual e historiadora, cuando tiene la mente cuadriculada y dogmática e invadida por una ideología, que le hace ver las cosas en blanco y negro, a la vez que enfoca los asuntos bajo los mismos criterios y esquemas de siempre?
¿Pueden ser, asimismo, intelectuales e historiadores, cuando de sus escritos se desprenden incoherencias e inconsecuencias, además de no admitir briznas, y sin embargo tragar camellos, a la vez que destilan una presunción infumable de certeza en lo que escriben o dicen, propias de intelectualillos vanos, neófitos y atrevidos, no admitiendo ni aceptando, además, las opiniones y discrepancias de verdaderos intelectuales?
Por otra parte, estos intelectualillos e historieteros, cuando critican algo, lo hacen de forma facilona, populista, inmadura, simple y primaria, falsificando y manipulando todo lo habido y por haber, además de atraer el asunto del que se esté tratando, ya sea un tema de historia o uno de filosofía, a su manera de pensar.
Quizá lo más grave de esta gente sea el que les gusta erigirse en jueces y fiscales, y transmitir “valores” y creencias que tengan como fin algún objetivo político concreto. Entonces ya se convierten en “pensadores químicos”, explicando y analizando todo con una pedante hermenéutica infumable. A pesar de que las premisas sean falsas, se dedican a hacer multitud de correcciones, ajustes, equilibrios y demás, para salvar el asunto que estén explicando. Ustedes ya me entienden.
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