jueves, 29 de marzo de 2018

“El vértigo” ( I )



Así se intitula el libro de Evgenia Ginzburg, Ediciones Galaxia Gutenberg S.A., Círculo de Lectores, 857 páginas. Por su interés, le vamos a dedicar un par de entregas.


Como siempre, este es otro libro que los historieteros debería leer, así como los pedantes marxistas. La obra no tiene desperdicio. Nos narra la autora, que fue militante fanática y  convencida de sus deberes en el partido comunista de la URSS, así como profesora de Literatura e Historia en la Universidad de Kazán, las atrocidades, asesinatos, crímenes, mentiras, odios, etc, del sistema, del que Evgenia fue víctima.

Cuando empezaron las purgas de Stalin, que tuvieron su origen con el asesinato del secretario general del comité central del partido bolchevique, Kirov, perpetrado el 1 de diciembre de 1934, Evgenia, al principio, no comprendía muy bien lo que estaba pasando. Pronto se dio cuenta. El precio que tuvo que pagar fue muy caro: casi 20 años de encarcelamientos y trabajos forzados. De estos años de terribles experiencias es de donde ha nacido este libro, al que calificaríamos de extraordinario, al igual que otros que ya hemos comentado en este blog.

La autora, llevada de su fanatismo, nos habla del “comunismo verdadero” que denuncie los excesos del stalinismo, para que sean castigados. El resultado fue, como decíamos al principio, el encarcelamiento y los trabajos forzados. Había que ser muy valiente para arremeter contra “El padre de todos los pueblos”, “El hombre que más amamos”, etc, etc. Posteriormente se dio cuenta de que el tal “comunismo verdadero” nunca existió ni existirá, pues millones de mujeres, niños, hombres, ancianos, etc. estaban siendo constantemente torturados y atormentados y totalmente desposeídos de la más mínima condición humana.

Leyendo este libro se ve que, frente al terror comunista, hay un negacionismo aplaudido y fomentado por los de la internacional de la mentira, del odio y del terror, es decir, por los “tontos útiles”, que diría el criminal Lenin.

La verdad es que no se entiende cómo es posible que aún haya en pleno siglo XXI personas que defiendan este terrible sistema.

Evgenia Ginzburg había nacido en Moscú en 1904, falleciendo en 1977 también en aquella ciudad. Como no podía ser de otra manera, murió sin ver publicado este libro, del que circulaban copias clandestinas por “el paraíso”.

Continuará.



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