jueves, 30 de noviembre de 2017

“La dictadura progre. Apuntes de un reaccionario” ( y I I )



Así se intitula el libro de Pablo Molina, Editorial Sekotia, s.l., 2.006, 248 páginas.


El presente libro trata de desenmascarar todos los sofismas, falacias y falsos postulados de la izquierda, lanzados al aire con el apoyo de los “mass-media”, al más puro estilo gramsciano, aprovechando el desbarajuste moral que padece Occidente. 

Si en el anterior artículo transcribíamos lo que figuraba en la contraportada del libro, en este último veremos algunos párrafos que se leen en la Introducción, páginas 17 a 21.

Nos dice el autor que ha sido “tachado de ultraderechista, reaccionario y fascista. Este último epíteto es el que me resulta más divertido, pues jamás he sido socialista, requisito previo para convertirse al fascismo. No obstante, en previsión de que las mesnadas progresistas insistan en ello, no tengo el menor inconveniente en declararme profundamente reaccionario. . . hasta todo el submundo que ellas patrocinan. El reaccionario no es un pensador anticuado, sino simplemente insobornable, que además ofrece la oportunidad a los necios de sentirse intelectuales de vanguardia. Espero que con esta declaración preliminar mis queridos adversarios avizoren el ingenio y utilicen alguna insolencia más creativa como agente de la anarquía vaticano-sionista o esbirro del imperialismo pagado por la CIA. De nada.

Podría decir que el objetivo de este libro es promover desinteresadamente el bienestar de los ciudadanos, servir de conciencia crítica para hacer que la sociedad reaccione contra la injusticia social o cualquier otra chorrada solemne con que los progres se autoinciensan cuando rompen a escribir. Sin embargo, como no estoy infectado por ese peligroso virus, no necesito camuflar el ejercicio de la sana virtud del egoísmo con verborrea grandilocuente.

Mi propósito al escribir este libro, en efecto, es principalmente ganar dinero. Una finalidad absolutamente respetable que los progres persiguen hasta la extenuación, aunque se avergüencen de reconocerlo en público. Jamás he recibido una subvención, ni pública ni de organismos más o menos vinculados a la política, también a diferencia de gran parte de la intelectualidad progresista, cuya capacidad de succión una vez adherida a la ubre estatal es más notable. Las horas de trabajo que he dedicado a escribir este libro, robándolas al sueño y a la familia, sólo se verán recompensadas si el público, voluntariamente, accede a comprar el fruto de este esfuerzo. No se trata de un lamento. Al contrario, la libre voluntad del consumidor para dictar el éxito o el fracaso de una idea, es la más alta expresión del capitalismo, cuya moralidad defiendo sin paliativos.

Desmontar los dogmas que la progresía impone en medio de las montañas de farfolla, es algo asombrosamente sencillo debido a la inanidad de sus argumentos”

Es muy interesante lo que se lee en la página 91, dentro del capítulo  intitulado “La quinta esencia de la hipogresía: el cine español”, así como también es interesantísimo lo que figura en las páginas 109 y 110, dentro del capítulo La “hipogresía”, así como también el apartado intitulado “Los palmeros de Arafat”

En la página 167, y dentro de la II Parte intitulada La “hipogresía”, se lee el capítulo que lleva por título “Che Guevara, ora pro nobis”. En la página 184 dice el “Che”

“Debe dársele al reo la posibilidad de hacer sus descargos antes de fusilarlo. Y esto quiere decir, entiéndeme bien, que debe siempre fusilarse al reo, sin importar cuáles hayan sido sus descargos. No hay que equivocarse en esto. Nuestra misión no consiste en dar garantías procesales a nadie, sino en hacer la revolución, y debemos empezar por las garantías procesales mismas”.(33)

En fin, libro recomendado en el que se ve, entre otras cosas, cómo la maquinaria propagandística del progresismo, miente, desinforma, omite y distorsiona todo tipo de noticias referentes a palestinos y judíos con comentarios y fotografías que son todo mentira. Los “idiotas útiles” siguen campando por sus respetos, no sólo en esta desguazada España, sino por el mundo entero.


 (33).- “Algunos de los sabios consejos que daba a su lugarteniente, el abogado Miguel Angel Duque Estrada. Vicente Echarri: El más auténtico retrato, El Nuevo Heraldo, 21-10-01. En op. Cit, página 133”.



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