domingo, 2 de septiembre de 2018

La erradicación del cristianismo



Desde illo tempore, uno de los objetivos de determinadas ideologías, ha sido, y es, la erradicación del cristianismo.


Los militantes de dichas ideologías,  ateos, agnósticos, racionalistas, materialistas, etc, salvo algunas excepciones, están embarcados en dicho proyecto. También van en el mismo barco personas militantes de otras religiones. 


Uno de los motivos de tal persecución, es que el cristianismo no ha dejado de condenar tales ideologías, denunciando y condenando sus lemas, principios, praxis y hasta sus crímenes y asesinatos.


Este proyecto anticristiano, está subliminalmente dispuesto y albergado en el laicismo que, no solamente quiere eliminar la religión cristiana de la sociedad, sino que también persigue  toda huella y vestigio que puede influir aquélla sobre ésta.


Como ya es sabido sobradamente, estos militantes laicistas se autoproclaman con autoridad como los únicos jueces para describir  y explicar la realidad. Ya decía Lenin, cuando le comentaban que sus principios y doctrina estaban fuera dela realidad, “Lo siento por la realidad”. 


Estos “pensadores químicos”, siguen con los tópicos típicos del “voltairelismo” y del marxismo más casposos y caducos, siendo el tópico más extendido el de que la Humanidad ha sido dominada y esclavizada por supercherías religiosas, supercherías a las que Marx y sus seguidores les había quitado la máscara.


Ya decía este judío: "La abolición de la religión como felicidad ilusoria del hombre es un requisito para la verdadera felicidad. El llamado al abandono de sus ilusiones con respecto a su condición es un llamado al abandono de una condición que requiere ilusiones. La crítica de la religión es, por lo tanto, la critica de este valle de lágrimas cuyo halo es la religión".


No menos significativas son estas otras palabras pronunciadas por el citado Marx: “Deseo vengarme de Aquel que gobierna en lo alto”, palabras incongruentes,  ya que admite la existencia de un Ser Superior.


Luis David Bernaldo de Quirós Arias

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