martes, 4 de abril de 2017

El otro terrorismo



En nuestros artículos “Antonio Gramsci”, publicados en este blog con fechas 22/09/2016 y 4/10/2016, veíamos cómo el marxista  italiano decía que había que hacer una “rivolta culturale” para hacerse con todos los medios de comunicación, universidades, cualquier tipo  de acto cultural, controlar la enseñanza, etc, etc, o, como él también decía, había que desatar una “agresión molecular a la sociedad”.


Efectivamente esto han hecho muchos marxistas en Occidente, trayendo otro tipo de terrorismo: el cultural. Su fin es atacar a los adversarios ideológicos sembrando todo tipo de odios y mentiras, llegando muchas veces hasta el linchamiento moral. El asunto es bien sencillo: de forma subliminal, y a veces no tan subliminal, se desprestigia,  se ningunea o se reduce al silencio a todos aquellos que, de forma documentada y contrastada, se dedican a publicar y señalar todo el error y todo el terror del  sistema comunista. Se podrían poner muchísimos ejemplos. Los más paradigmáticos podrían ser los casos de André Frossard, Pío Moa o Carlos Semprún Maura, bien conocedores del tema por haber sido en su día marxistas y que, posteriormente, han caído del caballo camino de Damasco.

Este terrorismo cultural, cuenta con una baza importantísima, cual es la de que el “pueblo soberano” no lee, y al que se le bombardea constantemente con todo tipo de “análisis” e ideas políticamente correctas.


El padre de este terrorismo cultural en realidad ha sido Lenin que, como ya es sabido, calificó este terrible método con “científico”.

Pero, claro, el pueblo soberano no sabe la catadura moral de este siniestro y destructor individuo, "el personaje más importante del siglo XX”, que diría algún que otro pedante marxista infumable. Para muestra, veamos el decálogo escrito por este sujeto en 1.913:

1).-  Corrompa a la juventud dándole libertad sexual.
2).-  Infiltre y después controle todos los medios de comunicación de masas
3).-  Divida a la población en grupos antagónicos, incitando las discusiones sobre asuntos sociales.
4).-  Destruya la confianza del pueblo en sus líderes.
5).-  Hable siempre sobre Democracia y Estado de Derecho, pero, en cuanto se presente la oportunidad, asuma el Poder sin ningún escrúpulo.
6).-  Colabore con el vaciamiento de los dineros públicos; desacredite la imagen del País, especialmente en el exterior y provoque el pánico y el desasosiego en la población por medio de la inflación.
7).-  Promueva huelgas, aunque sean ilegales, en las industrias vitales del País.
8).-  Promueva disturbios y contribuya para que las autoridades constituidas no las repriman.
9).-  Contribuya a destruir los valores morales, la honestidad y la creencia en las promesas de los gobernantes. Nuestros parlamentarios infiltrados en los partidos democráticos deben acusar a los no comunistas, obligándolos, so pena de exponerlos al ridículo, a votar solamente lo que sea de interés de la causa socialista.
10).-  Registre a todos aquellos que posean armas de fuego, para que sean confiscadas en el momento oportuno, haciendo imposible cualquier resistencia a la causa.

Por cierto: ¿se dan cuenta de que muchos puntos de este decálogo están vigentes en estos momentos en esta España, por mor del "gonzalato" y del "zapaterato"?


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