martes, 6 de febrero de 2018

El endeudamiento


Al español creemos que siempre le ha molestado enfrentarse con la realidad, prefiriendo crear e imaginarse un mundo a su modo y manera que le resulte más comodón y facilón. Sería una especie de quijotismo sin aspas y sin escudero.


Probablemente con el manido “estado del bienestar” se encandila al “pueblo soberano”, pero las consecuencias han sido, y son,  terribles: subir todo tipo de impuestos hasta el límite y llevar, también hasta el límite, la capacidad de endeudamiento de casi todas las administraciones. La situación económica que se deriva de todo esto se encuentra cada vez más cuesta abajo porque el sector productivo, que es el encargado de mantener el sistema, se está derrumbando, con el consiguiente aumento del paro (un casi vergonzoso 20 %) y con el consiguiente también aumento del gasto, a pesar de que Hacienda cada vez ingresa menos debido a la “crisís”. Todo esto sucedió en tiempos del nefasto gobierno de Zapatero.

Pero es igual. Al “pueblo soberano” no le importa que los políticos no hayan explicado de dónde iban a sacar el dinero para cumplir sus promesas. Las mentiras, la irresponsabilidad, la mala fe, etc, no hay por qué castigarlas. Se les vuelve a votar y punto. Si el “pueblo soberano” es utópico y los posibles gobernantes también lo son, entonces la responsabilidad es compartida. Los pobres políticos ya no tienen toda la culpa.

Estos políticos, ya sean a nivel nacional, regional o local en alcaldías y concejalías, tienen que captar los votos del “pueblo soberano”, presentando programas “realizables” que colmen las aspiraciones de los votantes. Pero después viene el gran problema: “el pueblo soberano” (perdonen que repitamos tantas veces lo de “el pueblo soberano”, pero es que creemos que aquí está el quid de muchos problemas), no quiere pararse a pensar en los rompederos de cabeza económicos que se van a derivar del financiamiento de esas promesas electoralistas. ¡Ah!, pero para eso está el endeudamiento, sin pararse a pensar que el pago de intereses y amortizaciones de créditos se convertirán en una insoportable y pesada carga.

Seguimos opinando aúnque el déficit causado por el exceso de gastos del Estado, se arregla subiendo los impuestos. Vamos a ver: ¿no sería más lógico fomentar la producción para que aumente la recaudación? ¿No nos damos cuenta que los impuestos se establecen por decreto y el aumento de producción, no? ¿Tan difícil es comprender esto, “pueblo soberano”?


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