viernes, 21 de abril de 2017

El empresario


En estos tiempos de gran ignorancia y de imaginación cero, si se le pregunta al “pueblo soberano” el concepto que tiene de lo que es un empresario, la respuesta o respuestas son de lo más variopinto. Así, hay individuos que, basándose en la decimonónica y retrógrada teoría marxista, dicen de él que es un señor que se enriquece a costa del sudor de los trabajadores.

En el otro polo, hay personas que opinan que es el gran responsable de la empresa, cuya misión primordial es generar riqueza no solamente para él, sino para todos. También hay opiniones intermedias, como es lógico.

Una cosa que está rigurosamente constatada es que cuanto más se intenta explicar la empresa desde el punto de vista marxista, el empresario desaparece porque tiene que ser el Estado el que ha de realizar las verdaderas funciones de empresario.

Nosotros, que hemos trabajado durante muchos años en una empresa pública, decimos que el Estado es un mal patrón. Y es un mal patrón no para la empresa pública precisamente, sino para el resto de los trabajadores de la nación, que son los que sufragan con sus impuestos y sus sudores las pérdidas bestiales que generan estas empresas públicas, cuyos objetivos no son económicos, sino puramente políticos y sindicales. El sistema productivo y la productividad, le importa un bledo, dos cominos y tres dídimos.

Por tanto, creemos que se necesitan empresarios. Pero, claro, en estos tiempos de opresión y presión impositiva a todos los niveles, y con la mentalidad de que son unos defraudadores de impuestos y que pisotean sistemáticamente los derechos de los trabajadores, lo tienen muy crudo.

Lo peor es que la economía se puede hundir aún más de lo que está al no facilitar a estas personas su labor. Aviados estamos.


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